La hora del grito
- Comunicación Institucional
Hace 209 años Colombia dio un paso decisivo hacia la construcción de la República.
Pensar en independencia debió significar a los próceres comprometidos con la revolución medir cuidadosamente las consecuencias y efectos de cada una de sus decisiones y, aún más complejo, asumirlas.
Es un proceso de maduración que podemos trasladar de nuestra historia nacional al contexto más cercano, nuestra propia vida. Llega el momento en el que debemos quebrar nuestro propio “florero de Llorente” y emprender el camino hacia la libertad.
Por eso, hablamos con dos expertos Unibagué, quienes, desde sus miradas disciplinares, compartieron con nosotros información importante sobre lo que implica dar el grito de independencia.
Financiar la gesta libertadora hace dos siglos quizás fue uno de los mayores desafíos. Suponía, como es natural, asumir riesgos económicos. Jugar en la ruleta a ganar o perder.
Nada diferente pasa cuando se toma la decisión de iniciar un proyecto independiente y abandonar el nido.
“Hay que diferenciar entre cuánto cuesta vivir y cuánto cuesta vivir bien. Nuestros jóvenes son muy dados a las comodidades, pero poder tenerlas implica hacer lo necesario para ampliar las oportunidades y hacer que estas te lleven más dinero al bolsillo”, sostiene.
Pero, ¿en qué se debe ser más cuidadoso en términos de gastos?
Si algo en común tienen los procesos independentistas a lo largo del Continente y el mundo es que ninguno se ha alcanzado en un primer y único intento. Ha sido fruto de la cosecha de pequeñas victorias estratégicas.
Esto, trasladado al plano personal, nos indica que perseguir la independencia es asumir en sí mismo un proceso en el que hay que ir paso a paso.